martes, 13 de mayo de 2008

"La cabeza quiere seguir jugando pero el corazón no puede"

ENTREVISTA
----------------------------------------
Tuvo que comenzar una nueva vida con tan solo 39 años. Pero a diferencia de otros deportistas, Rafael Zuviría supo asimilarlo. Este futbolista argentino llegó a España en 1973, y tras pasar por el Racing de Santander, fichó por el Barça, club en el que estuvo cinco temporadas (de 1977 a 1982). Zuviría nos explica como se vio obligado a adaptarse a una vida totalmente distinta a la que había llevado durante más de 20 años.

¿Cuándo decidió retirarse?
Me retiré con 39 años en Argentina porque el fútbol de allá no es tan duro como el de acá. Cuando el cuerpo dice ya basta, hay que hacerle caso. Y además te retira un poco la gente que empieza a gritarte: “Eh viejo, que ya no puedes”. Viejo con 39 años. Pues ahora que tengo 58…

¿A quién se lo comunicó primero?
Se lo comuniqué primero a mi mujer y a mi hija. Pero es una decisión que debe tomar uno mismo cuando ves que tu cuerpo no responde como el de uno joven.

¿Cómo fueron esos primeros días de su nueva vida sin el fútbol?
Es que no lo dejas de golpe. Vas a jugar al campito, con los compañeros. Así vas aflojando, aflojando hasta que el cuerpo no da más. Actualmente entreno con la Associació de Veterans del Barça, pero ya corro muy poco y a veces cuando ya no puedo más me pongo de portero. Se tiene que resignar un mismo.

¿Y le costó asimilarlo?
Bueno, sí. Como lo vas perdiendo poco a poco te cuesta asimilarlo. Piensas no lo puedo dejar, pero al final te ves obligado. La cabeza quiere seguir jugando pero el corazón no puede.

¿Antes de retirarse ya tenía pensado a que iba a dedicarse?
Por ahí no lo piensas. Cuando te retiras primero dices voy a descansar y después ya veré que hago. Mi familia se ha dedicado a la carne y después de descansar decidí que yo también quería ir por ahí. Así que me puse a trabajar de carnicero en Argentina. Monté la carnicería porque tienes que hacer algo, sino te comes la cabeza de una forma estrepitosa. Así que me puse a trabajar para olvidar un poco el fútbol. Lo hice más para entretenerme que por necesidad. Yo trabajo como un hobby, para no pensar en el fútbol. En el 98 me vine acá, y actualmente estoy trabajando de comercial. Vendo vinos y cavas de la Cooperativa Agrícola l’Arboç en toda Catalunya. Y aquí me he quedado. Vivo tranquilo, me he comprado una casa en Banyeres y me considero un catalán más.

¿Por qué decidió volver a Catalunya?
Las cosas en Argentina estaban mal. Y como yo había vivido muchos años acá decidí volver.

¿Influyeron aspectos económicos?
No, que va. Si empecé con una carnicería y tenía seis. Ya era demasiado trabajo así que decidí dar un cambio. Cuando llegué a Catalunya también estuve un año sin hacer nada, pensado lo que iba a hacer. Y luego me puse a trabajar en lo que me gustaba. Me entusiasmaron los vinos y los cavas. Además, te da la posibilidad de viajar por toda Catalunya, por lo que te distraes más.

¿Quién le introdujo en este mundo?
El señor Maldonado, que es diputado por Tarragona y somos muy amigos. Me consiguió este trabajo y aquí sigo.

Decía antes que entrena en la Associació de Veterans. ¿En que momento se enteró de la existencia de esta asociación?
En 1998, cuando volví esta segunda vez de Argentina. En seguida decidí hacerme socio. Es bonito porque todos nos conocemos. Nos reunimos, entrenamos los martes y los viernes y luego nos vamos a comer. No pierdes lo lindo que es seguir con la misma amistad. Además, los de la Asociació jugamos partidos y no cobramos. Y al no cobrar, la Asociació de Veterans puede ayudar a los que están enfermos y lo necesitan. Y yo lo veo fenomenal. Es una cosa muy humanitaria. Todos podemos estar bien, y el día de mañana no estarlo.

¿Y mantiene algún otro vínculo con el fútbol?
Como me gusta el fútbol y los niños me uní el año pasado a unos compañeros para crear la escuela de fútbol ‘El Tancat’ en el Vendrell. Y cuando uno cree que ya lo sabe todo, ves que no es cierto. De los chiquillos se aprende mucho.

No hay comentarios: