domingo, 25 de mayo de 2008

En busca del fenómeno fan

OPINIÓN

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Nombre: Física o Química
Tipo de programa: Serie de ficción
Productora: Ida y vuelta (Boomerang)
Cadena de emisión: Antena 3
Horario: Lunes a las 22.15 horas

El nombre de una película o de una serie suele decir mucho de ella. En “Hospital Central”, la acción se desarrolla en un hospital. En “Aquí no hay quien viva”, se mostraba lo difícil que era convivir en ese edificio. Y en este caso, el nombre refleja con exactitud los pilares fundamentales en los que está basada está ficción que emite cada lunes Antena 3: Física o Química. Lo que haciendo un símil sencillo se podría traducir como sexo y drogas.

Antes de que comenzara la serie, la cadena de San Sebastián intentó vender que esta ficción iba a ser mucho más realista que sus predecesoras. Objetivo que una vez finalizada la primera temporada puedo decir sin miedo a equivocarme que no ha cumplido. No se puede ser realista cuando los guiones marchan en otra dirección. Al tratarse de una serie, es evidente que se debe dramatizar. “Hospital Central” sería una serie insoportable si reprodujera el día a día de un hospital. Por ello, en un mismo episodio se concentran los casos más curiosos e importantes que hayan sucedido en un periodo de tiempo más o menos amplio.

Pero todo tiene un límite. No resulta creíble que en un solo episodio, lo que equivale a dos o tres días en un instituto, un chico muera, otro se suicide y una joven profesora descubra que con quien se está acostando no es ni más ni menos que un alumno suyo. Además, o la juventud ha cambiado mucho o estos problemas poco tienen que ver con los que pueda tener el 95% de los jóvenes. Pese a que durante la adolescencia las hormonas se apoderen de los jóvenes, esto no significa que en lo único que piensen sea en sexo y drogas, tal y como nos quieren hacer creer en la serie. A los adolescentes de la serie, Kafka les suena a una marca de preservativos. La juventud real tiene otras inquietudes.

“Física o Química” acaba cayendo como toda las malas series de instituto (por mucho que la comparen, nada tiene que ver cualitativamente con “Compañeros”) en los típicos estereotipos. Está el macarra de clase, obviamente con sus secuaces, el extranjero, la hippie, la ‘ligerita’, el sensible que se le tacha de gay,… Y por no hablar de los profesores. La tímida, el cachas de gimnasia, el jefe de estudios malhumorado, etc. En definitiva, todo un sinfín de clichés. Y otro aspecto que llama la atención, es que al I.E.S. Zurbarán (calco del colegio Azcona de Compañeros) aún no haya llegado la masificación en las aulas. Resulta extraño ver una clase de la E.S.O con apenas quince alumnos. Una manera un tanto peculiar de mostrar la realidad.

El guión te dificulta el poder sumergirte en la serie. Muchos de los diálogos están cogidos con alfileres. Y para muestra un botón. En uno de los capítulos, la madre del alumno que está saliendo con su profesora, va a visitar a la tutora de su hijo. Que curiosamente, es con la que se está acostando. La madre le explica que está preocupada por su hijo porque ya se sabe, a la juventud se le suele relacionar con las drogas y el sexo con personas mayores que ellas. Las drogas sí que suelen estar relacionadas con los jóvenes, pero el sexo con gente mayor que ellos es la primera vez que lo escucho.

Y la interpretación de alguno de los actores tampoco ayuda a convertir “Física o Química” en una buena serie. Entre ellos hay que destacar a Blanca Romero, quien memoriza un guión para después vomitarlo. Porque la interpretación brilla por su ausencia. Eso sí, no hay capítulo en el que no aparezca semi desnuda. Y otros de los profesores, siguen encasillados con un papel parecido al que interpretaban antes de llegar a la serie. Ana Milán sigue siendo una mujer con un fuerte carácter como en “Cámera Café”, y Nuria González una directora enrollada como en “Los Serrano.”

Pero todo en la serie no es negativo. Tradicionalmente, los actores que encarnan a los alumnos de instituto acostumbran a tener como mínimo diez años más de la edad de su personaje. Sin embargo, en esta ficción no sucede. La diferencia es como mucho de tres años. Además, la interpretación de estos actores, pese a ser mejorable, no es precisamente lo que más chirría de la serie.

Aunque desde Antena 3 se haya querido vender a la audiencia que se trata de una serie arriesgada que apuesta por mostrar como es nuestra juventud, la realidad es que se ha querido apostar por un valor seguro como es el sexo. A través de unos actores atractivos se ha intentado captar (y según parece con éxito) al público adolescente. Se ha buscado crear una especie de fenómeno fan al más puro estilo RBD para que las adolescentes puedan decorar sus carpetas. De hecho, ya están a la venta fotocards de la serie y la revista oficial, que tendrá que competir con rivales tan duros como la Vale o la SuperPop.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo que uno de las mayores bazas con las que juega esta serie es el sexo.

Y, al contrario de lo que puedan pensar las mentes más conservadoras, debido a que el sexo sigue siendo un tema tabú entre los teenagers a los que va destinada esta serie, estos se acercan cada lunes a la pantalla de A3 para ver como se hacen realidad sus sueños (o no).

En fin, otro producto televisivo destinado a mujercitas con ilusiones frustradas y deseos reprimidos; las mismas que hoy en dia consumen 'Sexo en Nueva York' maldiciéndose por no haberse liberado antes.

Salut !